Thursday, March 28, 2013

POZazkUNdea / Crecimiento Vital


Decía la doctora suiza Elisabeth Kubler-Ross que ante un hecho traumático la reacción natural sigue 4 fases: 1) Negación 2) Rabia e impotencia 3) Depresión y 4) Aceptación.

En la primera fase de negación decimos cosas como“esto no está pasando; no puede ser; es un error; es una pesadilla pero me despertaré y habrá sido sólo un mal sueño”. Y volvemos una y otra vez mentalmente, al instante previo, como si pudiéramos ir atrás en el tiempo.

En el caso de lo que llamamos “crisis”, serían expresiones como “las crisis del capitalismo son cíclicas”, “dicen los analistas que la crisis ya ha tocado fondo”, “hay brotes verdes”, “el próximo semestre cambiará la tendencia de la destrucción del tejido industrial y el empleo”, “el remonte empezará el año x”, etc.

En la segunda fase nuestra mirada se dirige a los culpables, convertidos en depositarios de nuestra rabia e impotencia. Podríamos decir que estamos en una actitud más reactiva que proactiva. Cinco huelgas generales de un sólo día en tres años son una muestra de ello. Protestamos con más o menos intensidad tratando de presionar a las autoridades económico-políticas, al gobierno... pero de forma tal que parece que esperamos que quienes han provocado y se están aprovechando de la crisis van a reflexionar y nos la solucionarán.

En la tercera fase, agotadas las fuerzas para luchar, nos dejamos, nos abandonamos, caemos en una espiral descendente, nos hundimos en la depresión.

Y por fin, en la cuarta fase, bien porque hemos tocamos fondo o bien porque hemos encontrado un sentido a lo que nos está pasando, hacemos pie y eso nos impulsa nuevamente en una espiral ascendente.

La opción de tocar fondo es más peligrosa, porque a veces supone un deterioro tal que ya es difícil remontar. La buena opción es la de encontrarle sentido a lo que me/nos está pasando. Y hay que perseverar hasta que demos con la lectura correcta.

Hemos escuchado muchas veces que el ideograma chino correspondiente a “crisis” significa “peligro”, “desafío”, “oportunidad” de cambio. Habrá que ensayar otras vías de solución, porque si repetimos las mismas fórmulas obtendremos los mismos resultados.

¿Cómo sabremos que estamos haciendo la lectura correcta? Igual que en un parto: porque se acaban las contracciones y ya nace lo nuevo. Mientras tanto hay que seguir respirando profundo y animando.

He aquí una propuesta de lectura de la crisis que vivimos.

Supongamos que es cierta la hipótesis de que el problema es un trampolín que me catapulta hacia ese cambio que hace tiempo estaba anhelando.

¿Cuál es ese cambio?

Los seres humanos queremos existir sin sufrimiento, y muchos queremos una sociedad justa, libre de hambre, de miseria, libre de explotación de personas, de animales y de bienes naturales, libre de maltrato... En definitiva, libre de dominación y libre de sumisión.

El trabajo asalariado es uno de los pilares fundamentales que sostiene el sistema de dominación-sumisión. Sin ser conscientes de ello, como dice la socióloga Mari Otxandi en su libro Los nuevos herejes “la mayoría de las personas asumen, con una mezcla de devoción y de resignación, una vida ligada al trabajo rutinario y mecanizado.” Quienes no tienen “su” puesto de trabajo suspiran por él aceptando de facto que alguien les arrebate la plusvalía, sin ver otra alternativa.

El capitalismo neoliberal conduce a las sociedades del Norte y del Sur hacia nuevas formas de totalitarismo y dominación social (trabajar por un cuenco de arroz). El trabajo asalariado ha sido clave en esta deriva junto con la fe ciega en el progreso material, en el desarrollo tecnológico a costa de vidas y recursos naturales y en el crecimiento ilimitado.

El pico del petróleo pinchó este globo y fue el impulso para el nacimiento de movimientos sociales como Desazkundea-Decrecimiento, o las Ciudades y Pueblos en Transición.

Ya se está decreciendo económicamente y a marchas forzadas en algunas partes del planeta, pero este decrecimiento no se está produciendo de forma justa ni equitativa sino todo lo contrario, agudizando a toda velocidad la brecha entre quienes tienen casa, comida, etc. y quienes no tienen.

Quienes no tienen un puesto de trabajo se sienten inútiles y hasta culpables de su propia desgracia. Cuando la realidad es que la riqueza que tenía la persona contratada radicaba en sí misma: en su creatividad y su fuerza de trabajo. Puede que ahora no tenga contrato pero la creatividad y la fuerza de trabajo siguen estando en ella.

¿Qué aporta entonces quien contrata? Aporta unas metas y una organización. Eso es lo que necesitamos: tener claras las metas y organizarnos. Teniendo la generación “más preparada” de la historia, eso no puede ser un problema, teniendo como tenemos el ADN rebosando auzolan, batzarre y comunal.

La economista Amaia Perez Orozko se pregunta en el vídeo de las Jornadas de Bilgune Feminista en Leitza: 1) ¿Cuál es la vida que nos merece ser vivida? 2) ¿Cómo nos organizamos para lograrlo?

Gracias al trabajo de desarrollo personal que hemos realizado en estos últimos años, sabemos que el grado de satisfacción que cada quien experimenta es proporcional, no a la cantidad de dinero o posesiones que ha acumulado, sino a la capacidad de sentir satisfacción que va desarrollando, por lo cual lo justo y equitativo sería crear las condiciones para que se dé la salud y el desarrollo personal psico-afectivo de las personas, además de que todo el mundo tenga más o menos lo mismo, a nivel material.

Por todo ello, la iniciativa Auzolan de Euskal Herria, invita a todas las personas que estén interesadas al Open Space / Espacio Abierto POZazkUNdea (“crecimiento vital”) que tendrá lugar los días 13-14 de abril de 2013 en la antigua fábrica de armas Astra-Gernika, en la actualidad fábrica social de cultura autogestionada, para responder a esta pregunta: ¿Cómo nos organizamos para lograr vivir como nos merecemos?


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