Monday, May 31, 2010

Funcionari@s, deudas y burros

Muy bueno el cuento de las deudas y los burros (lo copio abajo).
Quien me lo envía se pregunta: ¿por qué la gente que vive tranquila vende sus burros?

Mi hipótesis es que la gente que vive tranquila vende sus burros porque algo dentro nos empuja a vivier experiencias, que nos permiten conocernos cada vez mejor y más profundamente. Así en esas aventuras cada quien tiene la oportunidad de conocer su ambición, su avaricia, su miedo...
"Conócete a ti mism@ y conocerás el Universo". Mi versión en euskera: Jabetuz, Jabe egin.

Otra reflexión interesante es la de qué papel juegan durante todo el proceso los funcionarios del cuento. La gente que tenía burros, gente sencilla, seguramente no podía ver la jugada completa, pero ¿l@s funcionari@s? tienen estudios, en general... más posibilidades de información, y no ven, o no quieren ver, porque su mundo se tambalearía. Están confiados en su "seguridad de por vida", que es falsa: no está escrita en el cielo, sino en el plan de quienes han montado el negocio de las deudas y los burros. Es una cadena de oro, que poco a poco va narcotizando y amordazando las plumas, las mentes y las conciencias.

¡Nunca es tarde, si la dicha es buena!


DEUDAS y BURROS
Se solicitó a un prestigioso asesor financiero que explicara esta crisis de una forma sencilla, para que la gente de a pie entienda sus causas.
Este fue su relato:

Un señor se dirigió a una aldea donde nunca había estado antes y ofreció a sus habitantes 100 euros por cada burro que le vendieran.
Buena parte de la población le vendió sus animales.

Al día siguiente volvió y ofreció mejor precio, 150 por cada burrito, y otro tanto de la población vendió los suyos.
Y a continuación ofreció 300 euros y el resto de la gente vendió los últimos burros.

Al ver que no había más animales, ofreció 500 euros por cada burrito, dando a entender que los compraría a la semana siguiente, y se marchó.

Al día siguiente mandó a su ayudante con los burros que compró a la misma aldea para que ofreciera los burros a 400 euros cada uno.

Ante la posible ganancia a la semana siguiente, todos los aldeanos compraron sus burros a 400 euros, y quien no tenía el dinero lo pidió prestado. De hecho, compraron todos los burros de la comarca.

Como era de esperar, este ayudante desapareció, igual que el señor, y nunca más aparecieron.

Resultado:
La aldea quedó llena de burros y endeudados.

Hasta aquí lo que contó el asesor. Veamos lo que pasó después:

Los que habían pedido prestado, al no vender los burros, no pudieron pagar el préstamo.

Quienes habían prestado dinero se quejaron al ayuntamiento diciendo que si no cobraban, se arruinarían ellos; entonces no podrían seguir prestando y se arruinaría todo el pueblo.

Para que los prestamistas no se arruinaran, el Alcalde, en vez de dar dinero a la gente del pueblo para pagar las deudas, se lo dio a los propios prestamistas. Pero estos, ya cobrada gran parte del dinero, sin embargo, no perdonaron las deudas a los del pueblo, que siguió igual de endeudado.

El Alcalde dilapidó el presupuesto del Ayuntamiento, el cual quedó también endeudado.

Entonces pide dinero a otros ayuntamientos; pero estos le dicen que no pueden ayudarle porque, como está en la ruina, no podrán cobrar después lo que le presten.

El resultado:
Los listos del principio, forrados.
Los prestamistas, con sus ganancias resueltas,
y un montón de gente a la que seguirán cobrando lo que les prestaron más los intereses, incluso adueñándose de los ya devaluados burros con los que nunca llegarán a cubrir toda la deuda.

Mucha gente arruinada y sin burro para toda la vida.

El Ayuntamiento igualmente arruinado.

¿Resultado final?:
Para solucionar todo esto y salvar a todo el pueblo, el Ayuntamiento bajó el sueldo a sus funcionarios.

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