Me quedo con la frase de la abogada Manuela Torres: "Una agresión comienza cuando se transgrede la barrera del no, y se daña así la libertad sexual de una persona."
Y eso incluye que si estoy en conflicto interno, y hay una parte de mí que dice que no, pues es que no, y me retiro a tiempo.
También quiero añadir un elemento al debate, la alteración del estado de conciencia que se da en un encuentro sexual, por la alteración hormonal. Que por otra parte, es de lo que se trata.
A ver si lo explico... Si bebo, no conduzco. Porque cuando bebo quiero estar relajada, y no en el estado de alerta que supone conducir.
De la misma manera, no quiero volarme sexualmente con alguien con quien tengo que estar en alerta (sea conocido o desconocido).
Si tengo la más mínima sospecha (de que no śe qué punto le va a dar si en un momento dado quiero/necesito parar y digo que no), no me merece la pena, no me arriesgo. A mi me gusta volar alto, y no me la juego.
No escalaría con alguien que no sé cómo va a reaccionar si me caigo. Y "caerse", cuando practico sexo intenso es bastante probable, porque "En presencia del amor, todo lo contrario surge, PARA SANARSE". Ver la película "Bliss, el amor es éxtasis" de Lance Young, EEUU 1997. (No confundir con otras pelis "extasis").
"En presencia del amor", el que yo le pongo al momento, claro.
"Todo lo contrario" se refiere a "la sombra", mis miedos, creencias limitantes, mis expectativas, mis sentimientos negativos en general... en fin: "lo mío".
Así que escojo bien a mi compañero de escalada, o me lo hago sola.
Nos han puesto de moda ser kamikazes. Y hemos entrado al trapo.
De la misma forma que nos pusieron de moda la heroína y entramos en su momento, y muchos (y algunas) murieron en el intento. O el alcohol, y también.
Detrás hay un plan de mercantilización del sexo (entretenimiento, pornografía, prostitución). Que todo pase por el capital. Y de crear adicción, dependencia.
Lo último que quiere el sistema de dominación son personas dueñas de sí mismas (burujabe).
Y de paso una pregunta: Si tengo claro que "si bebo no conduzco", ¿por qué mezclo sexo con alcohol, y me pongo al volante de un trepidante vehículo sexual (físico, emocional y mental) estando tocada?
La energía sexual es muy poderosa, y se está convirtiendo en un problema porque no estamos sabiendo cómo manejarla. La energía sexual bien canalizada nos empodera y nos hace libres, ¡felices!
Pero esto que nos venden como libertad sexual no es más que un plan para acabar, por saturación, con el deseo sexual.
O, visto de otra manera, si la violación ha sido históricamente, y es hoy en día (que se lo pregunten a las mujeres del Congo) usada como arma de guerra, ¿por qué no "disparar situaciones" de sexo y alcohol para que las "violaciones" se den, sin necesidad de ejércitos, entre personas normales, de forma generalizada? ¿No suena esto a película/serie americana?
Estamos viviendo un proceso inducido de despolarización, y el enfrentar a hombres y mujeres entre sí (y a seres humanos en general) es parte de ello.
Ser conscientes es el primer paso para recuperar la cultura del deseo fresco y del amor. Por el prójimo, por la vida, por un@ mism@, por l@s amig@s, por las criaturas de la naturaleza, por los chicos/hombres, por las chicas/mujeres, por-lo-que-zea. Amor y deseo que sacan lo mejor de nosotr@s, y que en su estado natural son capaces de mover montañas... y por supuesto,
¡los fluídos y las hormonas!
*****
Inspirado por el artículo de la periodista June Fernandez "Yo quería sexo, pero no así", ganador del II Premio de Periodismo Colombine, que concede la Asociación de Prensa de Almería a profesionales que visibilicen en los medios el papel de las mujeres en la sociedad.
Esto... ¡y mucho más! en el taller "La Ingeniería del Amor - Escuela de Calor, cómo llenarse de energía en las relaciones con los hombres".
Y eso incluye que si estoy en conflicto interno, y hay una parte de mí que dice que no, pues es que no, y me retiro a tiempo.
También quiero añadir un elemento al debate, la alteración del estado de conciencia que se da en un encuentro sexual, por la alteración hormonal. Que por otra parte, es de lo que se trata.
A ver si lo explico... Si bebo, no conduzco. Porque cuando bebo quiero estar relajada, y no en el estado de alerta que supone conducir.
De la misma manera, no quiero volarme sexualmente con alguien con quien tengo que estar en alerta (sea conocido o desconocido).
Si tengo la más mínima sospecha (de que no śe qué punto le va a dar si en un momento dado quiero/necesito parar y digo que no), no me merece la pena, no me arriesgo. A mi me gusta volar alto, y no me la juego.
No escalaría con alguien que no sé cómo va a reaccionar si me caigo. Y "caerse", cuando practico sexo intenso es bastante probable, porque "En presencia del amor, todo lo contrario surge, PARA SANARSE". Ver la película "Bliss, el amor es éxtasis" de Lance Young, EEUU 1997. (No confundir con otras pelis "extasis").
"En presencia del amor", el que yo le pongo al momento, claro.
"Todo lo contrario" se refiere a "la sombra", mis miedos, creencias limitantes, mis expectativas, mis sentimientos negativos en general... en fin: "lo mío".
Así que escojo bien a mi compañero de escalada, o me lo hago sola.
Nos han puesto de moda ser kamikazes. Y hemos entrado al trapo.
De la misma forma que nos pusieron de moda la heroína y entramos en su momento, y muchos (y algunas) murieron en el intento. O el alcohol, y también.
Detrás hay un plan de mercantilización del sexo (entretenimiento, pornografía, prostitución). Que todo pase por el capital. Y de crear adicción, dependencia.
Lo último que quiere el sistema de dominación son personas dueñas de sí mismas (burujabe).
Y de paso una pregunta: Si tengo claro que "si bebo no conduzco", ¿por qué mezclo sexo con alcohol, y me pongo al volante de un trepidante vehículo sexual (físico, emocional y mental) estando tocada?
La energía sexual es muy poderosa, y se está convirtiendo en un problema porque no estamos sabiendo cómo manejarla. La energía sexual bien canalizada nos empodera y nos hace libres, ¡felices!
Pero esto que nos venden como libertad sexual no es más que un plan para acabar, por saturación, con el deseo sexual.
O, visto de otra manera, si la violación ha sido históricamente, y es hoy en día (que se lo pregunten a las mujeres del Congo) usada como arma de guerra, ¿por qué no "disparar situaciones" de sexo y alcohol para que las "violaciones" se den, sin necesidad de ejércitos, entre personas normales, de forma generalizada? ¿No suena esto a película/serie americana?
Estamos viviendo un proceso inducido de despolarización, y el enfrentar a hombres y mujeres entre sí (y a seres humanos en general) es parte de ello.
Ser conscientes es el primer paso para recuperar la cultura del deseo fresco y del amor. Por el prójimo, por la vida, por un@ mism@, por l@s amig@s, por las criaturas de la naturaleza, por los chicos/hombres, por las chicas/mujeres, por-lo-que-zea. Amor y deseo que sacan lo mejor de nosotr@s, y que en su estado natural son capaces de mover montañas... y por supuesto,
¡los fluídos y las hormonas!
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Inspirado por el artículo de la periodista June Fernandez "Yo quería sexo, pero no así", ganador del II Premio de Periodismo Colombine, que concede la Asociación de Prensa de Almería a profesionales que visibilicen en los medios el papel de las mujeres en la sociedad.
Esto... ¡y mucho más! en el taller "La Ingeniería del Amor - Escuela de Calor, cómo llenarse de energía en las relaciones con los hombres".
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