Articulo de Florent Marcellesi. Copio y destaco en negrita.
Charlie Hebdo, el periódico que me sacó del analfabetismo político
"En honor a Oncle Bernard, Charb y todos los demás que
este miércoles han caído en nombre de unos ideales nobles y dignos, hoy
más que nunca tenemos que ser firmes e intransigentes frente a la
barbarie", defiende el autor
Florent Marcellesi
- Portavoz de Equo en el Parlamento Europeo
Con el atentado contra Charlie Hebdo
se me atragantan las palabras. Allí han muerto personas que han marcado
de una forma u otra mis primeros pasos en política, al igual que los de
muchos de mi generación en Francia.
Sin duda, cuando era todavía un joven analfabeto político, son las personas que hicieron de Charlie
uno de mis periódicos de referencia las que me enseñaron a descifrar el
inviable modelo productivista y consumista. De forma rigurosa, crítica,
sin un ápice de lo políticamente correcto, sin Dios ni patria, sus
bolis y lápices transmitían lo mejor del mayo de 1968: el amor de la
emancipación y la libertad, el rechazo de las jerarquías y de los
dogmas, vinieran de donde vinieran.
Además, tuve el
honor de compartir con el fallecido Bernard Maris mi incipiente
militancia verde en París. Gran y corrosivo economista, admirador de
Keynes, Oncle Bernard era el alma de una economía no dogmática al servicio de las personas y del planeta. De hecho, su Antimanual de economía
tendría que ser libro de cabecera para cualquier persona inquieta y,
más aún, de cualquier facultad de economía sin orejeras.
Por otra parte, difícilmente podría olvidar al dibujante Charb, quien fue el primero en caricaturizarme durante las elecciones europeas del 2004, donde concurría como candidato con Los Verdes franceses. Todo un genio del lápiz rebelde y ecologista que tenía claro que mejor valía morir de pie que vivir de rodillas.
Por otra parte, difícilmente podría olvidar al dibujante Charb, quien fue el primero en caricaturizarme durante las elecciones europeas del 2004, donde concurría como candidato con Los Verdes franceses. Todo un genio del lápiz rebelde y ecologista que tenía claro que mejor valía morir de pie que vivir de rodillas.
A nivel político, no queda
ninguna duda: es un acto de barbarie calculada que busca reforzar
conscientemente el círculo vicioso del odio, la intolerancia y las
posiciones fanáticas del Norte y del Sur. Hoy ya se frotan las manos los
que fomentan la segregación y el racismo, los que apelan peligrosamente
al "choque de civiizaciones" y, por supuesto, los que ponen a Siria e
Irak bajo la infame bandera del Estado Islámico a sangre y fuego.
Pero, ojo, esto no es asunto de política interior francesa. Hablamos
del futuro de Europa. Con claridad vuelven los fantasmas del fascismo,
con caras ya conocidas en Europa y con caras de nueva cuna en otras
partes del mundo. Este monstruo con doble cabeza que se retroalimenta se
nutre de la desesperación nacida de la crisis económica y, más
profundamente, de la crisis existencial de una sociedad consumista que
ya no ofrece horizonte, ni sentido. Bajo sus diferentes formas, es el
refugio de unas generaciones sin rumbo. Y al igual que en los años 1930,
hunde en la herida de la brecha y malestar social: estamos a punto de
caer de nuevo en sus garras de exclusión, crueldad y violencia.
En honor a Oncle Bernard,
Charb y todos los demás que este miércoles han caído en nombre de unos
ideales nobles y dignos, hoy más que nunca tenemos que ser firmes e
intransigentes frente a la barbarie. Hoy más que nunca tenemos que hacer
frente al fanatismo y dogmatismo, venga de donde venga. Hoy más que
nunca tenemos que volver a llenar de sentido nuestras sociedades,
nuestras vidas, construir conjuntamente un nuevo horizonte social
deseable y en paz con el planeta. Se lo debemos a ellos y nos lo debemos
a nosotros.
Toda mi solidaridad a la familia y
allegados de los compañeros fallecidos y heridos. Moi aussi, je suis
Charlie. Yo también soy Charlie.
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