Según Deida:
Ella aprende
a relajar su cuerpo
en el amor
en el presente.
Ya no pregunta:
"¿Aún me quieres?
¿Me quieres de verdad?"
Comprende que
el amor es verdad para ella,
cuando ella ama,
no cuando duda,
esperando ser amada.
Para sentirse plenos
emocional, sexual
e incluso espiritualmente,
el hombre y la mujer
-podemos decir lo yoan y lo yin,
que sirve tb para dos h o dos m-
deben aceptar
expresar
su pasión,
su agresividad,
su deseo y
su necesidad
de rendirse.
Para arrebatar y ser arrebatados
en el amor,
lo masculino y lo femenino
deben reconectar con su
impulso primario de
liberación y rendirse
completamente.
... superando su contención temerosa
... deben estar dispuestos
a llenarse
mutuamente
de amor
... desinhibido y apasionado.
Lo femenino dice:
quiero rendirme
Lo masculino dice:
quiero sentir tu rendición.
Al comprender la futilidad
-inutilidad diría yo-,
de nuestra "busqueda" de
liberación y satisfacción,
nos relajamos en
nuestra verdadera naturaleza,
en el corazón de ESTE momento,
que es intrínsecamente
abierto, amoroso y vivo
más allá de los límites.
En la práctica
de la Intima Comunión,
la danza entre
el hombre y la mujer
continúa,
pero
-y, diría yo-
la "necesidad"
de que nos llene
se detiene
allí donde nace
la plenitud
de nuestro corazón.
Según David Deida,
"En Intima Comunión",
ed. Gaia, pg. 281-84
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